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Torneo Apertura 1999



De la mano del gran trío formado por Saviola, Aimar y Ángel, River tuvo un comienzo arrollador, goleando a Instituto en el Monumental, para después ganar en Rosario a Central. El empate de local frente a Colón fue subsanado por una impresionante goleada en La Plata frente a Estudiantes y un inolvidable 4-3 con Belgrano en el Monumental. Tras empatar en Avellaneda frente a Independiente y luego de derrotar a Lanús, River sufrió su primera derrota ante Argentinos en cancha de Ferro, en la que sería su única caída en el torneo. El golpe duró unos días, pues no se pudo marcar ante Vélez en un empate sin goles en el Monumental, pero después comenzó la serie arrolladora: 2-0 en Jujuy ante Gimnasia; el 2 a 0 a Boca; otro 2-0 a Newell’s; 2-1 a Unión en Santa Fe; 2-0 a Gimnasia La Plata; 4-1 a Talleres en Córdoba y 1-0 a Racing como locales. En la antepenúltima fecha, un motivado Chacarita logró en cancha de Vélez un molesto y recordado 4-4 que no logró encender la alarma, pues una semana después, un Monumental colmado festejó el 4-1 sobre Ferro, que dejaba al equipo a las puertas de la coronación, aunque la vuelta olímpica tenía que esperar, pues River sumaba 43 puntos, mientras que Boca y Rosario Central tenían 40. En la última fecha, los Millonarios tenían que jugar en cancha de San Lorenzo, mientras que los boquenses recibían a Talleres y los canallas, a Vélez.
Una multitud riverplatense fue al feudo sanlorencista dispuesta a festejar un nuevo campeonato. Guillermo Pereyra, de cabeza, anotó el primer gol en la etapa inicial. Luego del descanso, aumentó Saviola de penal para asegurar el título. Poco importaron después los dos goles de Romeo que dejaron el marcador 2-2, mucho menos la victoria de Central que lo colocó subcampeón, y ni hablar del empate de Boca sin goles, que provocó hasta la risa de Ramón Díaz que dijo socarronamente: "¿Ni siquiera salieron segundos?". El riojano festejaba por partida doble, pues conseguía su sexto título como técnico de River e impedía el tricampeonato del eterno rival. El capitán de ese equipo era Leonardo Astrada, que llegaba a su décima consagración en River, y que fue la columna vertebral de un gran equipo.

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